Ella vertió el paquete de los bolos de cereales en un cuenco. Una bolita se escapó y cayó al fregadero. Ella lo recogió y tiró a la basura. Pero a pesar de que el cubo de la basura estuvo justo al lado, la bolita se la ingenuo, rozó el borde del cubo y cayó al suelo. Ella le miró y observó filosóficamente:
– Igual que en la vida. Algún valiente se atreve y sale del mogollón. Y entonces, el destino le coge y le sube a la cima de la vida, donde le espera la libertad! Así: quiso, atrevió y lo hizo. Y pronto estará disfrutando de esta libertad!!
Ella miró al cuenco lleno de otras bolitas de cereales:
– Alguien estará libre simplemente porque quiso. Y otros, para estar libres, deben pasar por las “verdaderas mierdas”.
Al terminar la frase, cogió con la cuchara unas cuantas bolitas para comer. De repente, otra audaz bolita se saltó y rodó por el suelo.
– Oh, escuchó de la otra alternativa y decidió seguir el ejemplo de su compatriota. ¡Bien hecho! – constató ella con satisfacción.