Avaricia

Normalmente, la avaricia está relacionada con los “bienes materiales” o el dinero. Pero esta no es toda la verdad.

La avaricia mental es aun más grave que la avaricia material.

Los hay que acumulan los bienes materiales y les da miedo soltarlos, porque creen que así lo pierden todo y estarán pobres y desgraciados.

Los hay … bueno, todos lo somos, en diferente grado, que acumulamos los “bienes mentales”:





Acumulación de la información de todo tipo nos hace eruditas , pero también el saber nos ata las alas.

Experiencia “no digerida” – nos vuelve viejos y amargos.

No queremos deshacernos de nuestra vieja mundividencia, aunque esta no nos trae más que dolor de cabeza.

Nos enganchamos a las viejas ideas simplemente porque vivimos con ellas toda la vida. Y aunque estas ideas ya se quedaron anticuadas, aun así, nos enganchamos a ellas incapaces de soltarlas.

Nos enganchamos a nuestros recuerdos. Algunos se quedan a vivir en ellos el resto de su vida.

Nos enganchamos a nuestro ego, que nos da la sensación ilusoria de “ser yo”.

Nos enganchamos a estereotipos y convicciones, incapaces de asomar la nariz hacia fuera. Ni dejar que entre el aire fresco en nuestra mente ávara.

Todo esto por miedo. Miedo también pertenece a la avaricia mental.

Y no entendemos que este tipo de avaricia clava nuestros pies muy profundamente en la tierra, que no nos deja ni volar, ni caminar, sino estar paralizados por el miedo en un sitio – en nuestra “zona de confort” – que nos  aprieta incluso en las orejas. 🙂

Pero uno sigue valorando más su basura mental que a su propia vida.

En budismo hay un término – desapego. Desapego es el antonimo de la avaricia.

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