El cubo de manzanas

El hombre había comprado vivienda, una casa muy bonita, grande y luminosa, rodeada de un jardín frutal precioso. Todo ordenadito y arreglado, todo muy bonito sin contar que en frente, en una casa vieja y descuidada, vivía su vecino que no dejaba de molestarle intentado causar el mal: que si deja la basura tirada al lado de la puerta, que si revuelve la tierra en las macetas de flores…

El hombre ignoraba por completo las trastadas del vecino. Y eso le cabreaba todavía más. Un día, por la mañana, el hombre salió de casa y vio que todo el porche estaba cubierto de excrementos y al lado de la puerta estaba un cubo lleno de mierda.
El hombre cogió el cubo, vertió todo su contenido al desagüe, lo lavó bien, salió al jardín, recogió las mejores manzanas: rojas, jugosas y dulces, llenó el cubo y fue adonde su vecino.

Cuando este escuchó el timbre, pensó “¡Por fin he podido cabrearle!” Se acercó a la puerta convencido de encontrar al hombre furioso. Cuan fue su sorpresa cuando al abrir la puerta vio al hombre extenderle las manos con un cubo lleno de manzanas. El vecino se quedó aturdido: “¿Cómo es que me traes manzanas?” El hombre sonrió: “Cada uno comparte lo que le sobra”.

 

SKH

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