1 kilo de mantequilla

Erase una vez una familia pobre. La mujer hacía mantequilla casera, le daba la forma de un ladrillo que pesaba 1 kilo y luego su marido vendía estos ladrillos de mantequilla al propietario de una tienda local. Así sobrevivían.

Una vez, el propietario de la tienda decidió comprobar la honradez del mantequillero y pesó las briquetas. Resultó que cada uno pesaba 900 gramos. Tan furioso se puso el vendedor que al día siguiente, nada más que apareció el mantequillero en el vano de la puerta, le dijo sin más:

– No te quiero ver ni cerca de mi tienda y desde luego no voy a comprar más tu mantequilla. Eres un mentiroso y desgraciado. Me dijiste que cada bloque pesa 1 kilo, cuando en realidad su peso es de 900 gramos cada uno. ¡Fuera de aquí!

El pobre hombre agachó la cabeza y dijo en voz baja:

– Señor, en mi casa no tenemos báscula. Y para medir el peso de mantequilla siempre utilizábamos el kilo de azúcar que te compramos a ti.

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Todo lo que tienes alrededor tuyo – es la consecuencia directa de tu propia actitud y pensamientos. Incluso donde menos lo esperas.

 

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